Después de los primeros días de
enfrentamientos entre la policía y los protestantes en los barrios de
Estambul, los ánimos se han calmado, al
menos por el momento.
Preparo la mochila, la cámara con un solo
objetivo para no ir cargado, dos limones, y la mascarilla de algodón que da
pena por lo sucia y deformada, pero es lo único que tengo.
Bajo andando al barrio de Besiktas. Me
sorprende la normalidad: la gente sentada en el café “Çay Rize” como todos los
días, los niños corriendo por el parque…gente sentada en los bancos…
Los últimos días he perdido el control de
mi cotidianidad. La apertura del blog y el deseo de seguir de cerca los
acontecimientos en la calle han provocado que a mi cuerpo le basten apenas 3
horas de sueño al día, se haya olvidado de comer y el café expresso sea
suficiente para mantener el ritmo.
Paro a comer en el Kofteci de Besiktas
donde me encuentro con mi amiga Gulhan que está comiendo unas bolas de carne
con su pareja. Me invitan a sentarme con ellos y aprovecho para preguntarles
que les parece lo que está pasando; En resumen no dan crédito de la magnitud
del movimiento pero su felicidad es contagiosa:
-Hace años que nos quejamos de la
pasividad del pueblo turco. Tu sabes lo que hemos aguantado? (se refiere a los
10 años de gobierno de Tayyip Erdogan).
El problema no es lo que hace, el problema es que lo haga con prepotencia, creyéndose
El Padisha*, sin escuchar a nadie y siempre Yo, Yo, Yo…..Vivimos en un país con
religión musulmana, pero somos un país laico. Mira, mi madre reza cinco veces
al día y mi padre por las noches bebe Raki (bebida alcohlica nacional, hecha de
anasón). Así es nuestro país y así queremos que siga: La religión no pueden regir las leyes de nuestro país y menos cuando aqui vive gente con tantas religiones y culturas diferentes
Después de comer me despido de ellos y
decido dirigirme a la mezquita de Besiktas donde se ha instalado uno de los
mayores centros de urgencias para asistir a los heridos por los enfrentamientos
con la policía.
De camino a la mezquita situada junto al
palacio de Dolmabahçe lo primero que me llama la atención es la ausencia de adoquines
en las aceras, no sabía que estaban en obras. El kilómetro que separa el “Çarsi”
(mercado) de Besiktas del Palacio de Dolmabahçe ha perdido por completo el
adoquinado de la acera tanto a derecha como a izquierda.
A mitad de camino empiezo a ver a
multitud de policías en grupos, sentados sobre el muro del palacio o
simplemente andando arriba o abajo. Está lleno de autobuses públicos situados
en línea a modo de barrera de protección entre la carretera y la acera donde descasan
los policías.
Me acerco para ver de cerca sus ánimos. Sin
sus cascos, las protecciones del cuerpo y sus escopetas de gas parecen personas.
Algunos descansan en los autobuses donde puedo ver además que han quitado
muchos asientos y puesto cartones sobre el suelo.
Me
sorprende a un par de policías charlando amistosamente con un grupo de seis o siete
jóvenes. Me acerco para poder oír algo; Uno de los policías recrimina a los
chavales que hayan aceptado traer con ellos al más joven que no tiene más de
quince años.
Todos los jóvenes llevan pañuelos en sus
cuellos que usarán más tarde para protegerse del gas.
Después de merodear por la zona decido
subir hacia Taksim por el parque contiguo al estadio Inönü del Besiktas. A
mitad de camino empiezo a ver las primeras
barricadas del barrio de Gumussuyu. Hay ocho barricadas y un coche desde la
entrada frente al estadio Inönü hasta la plaza de Taksim. Ahora entiendo donde
están los adoquines de las aceras que antes no he visto durante más de
kilometro y medio.
La barricada más grande se encuentra
delante de la puerta trasera de la universidad ITU. Entro a la universidad y me
paro a ver la panorámica del barrio.
Estoy frente a una puerta de con barrotes
de hierro cuando un joven se me acerca y después de saludarme me pregunta quien
ha cerrado la puerta. Le digo que no lo sé y aprecio un candado nuevo y una
soldadura recién hecha en la puerta.
El joven no para de maldecir. Yo digo
poco o nada. Saca un paquete de tabaco y me ofrece un cigarro. No fumo pero lo
acepto; después de todo el gas que he tragado los dos últimos días tampoco voy
a hacerle un feo.
Mientras fumamos el cigarro me va
contando que ésta puerta debería estar abierta porque la utilizan como atajo
para entrar a la universidad en caso de emergencia cuando la policía les ataca.
Cuando termina de fumarse el cigarro, lo
apaga en la puerta de hierro, abre un bolsillo de la mochila que lleva en la
espalda y mete la colilla dentro de una bolsita de plástico. Yo fumo más despacio, cuando termino apago el
cigarro y como no sé que hacer lo aguanto entre los dedos. Él me sigue
explicando lo poco que ha dormido desde hace cuatro días, incluso la noche que
pasado aquí en las barricadas y cuando se percata de que sigo con la colilla en
mi mano me pide que se la de y la mete
en la bolsita de su mochila.
Me pregunta de dónde soy y nos presentamos:
Se llama Berk tiene 24 años, es programador informático y lleva 4 días en las
barricadas del barrio de Gumussuyu, desde el pasado viernes 31, cuando en los
enfrentamientos con la policía consiguieron ocupar la plaza de Taksim. Pidió
permiso sin compensación en su trabajo pero como no se lo concedieron decidió
dejar su trabajo:
- Si ésta vez no cambiamos las cosas no
creo que vayamos a tener otra oportunidad. Durante años siempre me preguntaba
si nuestra generación iba a vivir un momento histórico como vivieron mis padres
en el 68 y siento que estar aquí es mi obligación.
Me sigue explicando como durante el
sábado 1 de junio cerraron todas las entradas a la plaza para impedir que la
policía llegue a la plaza con sus carros lanza agua. Me pregunta si no he visto
las barricadas y le digo que acabo de lleguar a Estambul hace dos día y
aun no he podido ver casi nada.
- Entonces ven y te enseño lo que hemos
hecho- me dice con alegría.
Antes de marcharnos vuelve a maldecir que
hayan cerrado la puerta, entre dientes dice necesitar algo para romper el
candado. Mira a su alrededor, hay un trozo de adoquín pero le parece demasiado
blando. Coge los barrotes de la puerta y tira
hacía él para comprobar la resistencia del candado. Con un poco de
fuerza me la cargo- comenta. Yo me echo atrás. Tras dos intentos fallidos dejo
la mochila y la cámara junto un árbol y le ayudo con la puerta; Uno, dos
y…nada.
Uno, dos y ….rompemos la soldadura, la
puerta queda abierta y el candado
colgando de una de las pestañas.
Empieza el tour por las barricadas del
barrio:
4 comments:
La paranoia colectiva que afecta a determinados "laicos" sobre la agenda oculta para islamizar Turquía, por parte de Erdogan, es digna de un amplio estudio. Gorusuruz.
Muy interesante tu blog y muy buenos tus comentarios y fotos. Me han fascinado las fotos con las barricadas de Estambul, que recuerdan a las de la Comuna de Paris, o al Mayo francés del 68. Tambien en España tuvimos nuestro mayo en los años 70, en donde recibimos nuestros porrazos mientras gritábamos contra los politicos rancios del franquismo, reclamando libertad y amnistia para los detenidos.
Muy interesante tu blog y muy buenos tus comentarios y fotos. Me han fascinado las fotos con las barricadas de Estambul, que recuerdan a las de la Comuna de Paris, o al Mayo francés del 68. Tambien en España tuvimos nuestro mayo en los años 70, en donde recibimos nuestros porrazos mientras gritábamos contra los politicos rancios del franquismo, reclamando libertad y amnistia para los detenidos.
Gracias Aleberto!
vuestras muestras de apoyo y ánimo nos ayudan a seguir con nuestro trabajo y la resistencia.
un abrazo a todos!
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